
Otro barco que miraba con cierto interés el fondo del mar español. Y en una zona que ya investigó Odyssey, la empresa estadounidense de cazatesoros más famosa de España. Pero el epílogo de la historia ha sido parecido. Porque Odyssey perdió el medio millón de monedas que encontró en la fragata Nuestra Señora de las Mercedes: los tribunales de EE UU lo atribuyeron a España. Y el buque comercial que inspeccionaba el mar de Alborán, en busca de navíos y tesoros hundidos, fue expulsado ayer de las aguas españolas por el patrullero Infanta Cristina de la Armada.
"Se les hizo una visita a bordo. El capitán reconoció que estaban sondeando el fondo en busca de objetos y tesoros. Y admitió que no tenían ningún permiso", relatan fuentes de Defensa sobre los pasos de la operación. De hecho, un comunicado difundido por la Armada detalla que durante el registro "los militares pudieron comprobar que el buque contaba con material técnico especializado para la búsqueda de pecios, tales como un sónar de barrido lateral y un sondador monohaz".
Por tanto, "se les invitó a dejar la actividad y las aguas españolas. Y se hizo el seguimiento hasta el estrecho de Gibraltar para comprobar que realmente se fueran", cuentan fuentes de Defensa. En concreto, el Infanta Cristina les remitió también una carta invitándoles a cesar su actividad en virtud del artículo 77 de la Convención de Naciones Unidas sobre la Ley en la Mar (conocida como Ley del Mar) y el artículo 10.2. de la Convención de Naciones Unidas sobre Protección del Patrimonio. Así las cosas, cogido con las manos en la masa, al barco no le quedó más remedio que desaparecer.





