Al menos 600 juntas de seguridad ciudadana se suman al trabajo de vigilancia de la PNP. Autoridades anuncian equipamiento para comisarías a partir de marzo.
Trujillo. La calle Atahualpa del sector Río Seco en El Porvenir le debe su fama al hampa. Allí nació, creció e hizo gala de sus primeras actividades delictivas el sicario más joven del Perú: ‘Gringasho’. Ver en este lugar a numerosas personas no es habitual, o al menos no lo ha sido en los últimos meses, pues todo el que osaba caminar por este lugar sabía que podía convertirse en víctima de robo, asesinato o, por qué no decirlo, violación.
Pero en la psicología policial, los agentes tienen bien claro que la única manera de reducir las ínfulas de criminalidad de los hampones es enfrentarlos de igual a igual. Esto significa pasearse en su habitad y demostrar que aquí ya no hay peligro y si lo hay, es mejor que el delincuente sepa que el orden y la lucha organizada no le darán tregua alguna.
Y esto ocurrió ayer. Desde las primeras horas del días, el barrio de ‘Gringasho’ fue invadido por centenares de personas. Los pobladores de la zona miraban como bichos raros a los foráneos, mientras que los últimos esperaban la juramentación oficial por parte del ministro del Interior, Wilfredo Pedraza, para iniciar su actividad como juntas de seguridad ciudadana organizadas. Lo que les corresponde en adelante es luchar contra el crimen y devolverle la tranquilidad a todas aquellas personas que la han perdido.
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