El único acusado vivo cuenta con un equipo de tres abogados, dos de ellos especialistas en casos de pena de muerte
La fiscalía acusa al joven de “conspiración para usar armas de destrucción masiva contra personas y propiedades de EEUU con resultado de muerte”
Dzhokhar Tsarnaev, el único presunto autor con vida del atentado del maratón de Boston, ha confesado al equipo especial de agentes que le está interrogando que fue su hermano, Tamerlan -abatido durante una persecución policial el jueves pasado-, quien ideó de manera autónoma el ataque “para defender al Islam”, y que no recibieron ayuda internacional por parte de ningún grupo terrorista, según ha detallado la cadena CNN. Pese a la declaración del sospechoso, los investigadores siguen comprobando si los hermanos mantenían lazos con organizaciones terroristas.
A Tsarnaev, de 19 años, se le ha asignado a una abogada de oficio del Colegio de Abogados de Massachusetts, Miriam Conrad, quien ha solicitado la asistencia de otros dos letrados especialistas en procesos de pena de muerte, dada “la magnitud del caso”. Conrad ha puesto como precedente el caso de Jared Loughner, responsable del tiroteo contra la excongresista Gabielle Giffords en enero de 2011, a quien los tribunales federales permitieron que su defensa fuera asesorada por expertos en la pena capital.
Este lunes, un juez federal informó a Tsarnaev, tres días después de su detención, de sus derechos y le leyó los cargos de los que se acusa en la habitación del hospital donde se le trata de las heridas infligidas durante el asalto que vivió con la policía durante la madrugada y el día del viernes. La fiscalía de Massachussetts ha anunciado que a Tsarnaev se le acusa de “conspiración para usar armas de destrucción masiva contra personas y propiedades de EE UU con resultado de muerte”, cargos que podrían acarrear al ya acusado la pena de muerte en un tribunal federal y no estatal, ya que Massachussetts tiene abolida la máxima pena de su ordenamiento jurídico. En las próximas semanas la acusación deberá decidir, en virtud de los atenuantes o agravantes que confirme, por cuál de ambas opciones se decanta.
Hasta el lunes, a Tsarnaev no se le habían leído todavía sus derechos –doctrina Miranda que le garantiza un abogado y le concede mantener silencio- porque la Administración se había acogido a la excepción de seguridad pública, dada la singularidad del caso y sus posibles conexiones terroristas. Durante la lectura de los cargos, Tsarnaev se encontraba en presencia de un abogado. Tras reconocer que era consciente y que comprendía el procedimiento legal al que estaba siendo sometido, Tsarnaev, con una herida de bala en la garganta que le impide comunicarse con normalidad, respondió con un escueto “no” a la posibilidad de pagarse su defensa.





