En términos globales la economía liberteña creció apenas un 0,3 % en el primer bimestre, cifra que nos aleja del expectante 6 % proyectado.
Si bien la economía global del país ha dado muestras fructíferas de crecimiento, esta consolidación se ha visto mermada en el inicio de este año por una crisis internacional que asoma, afectando, principalmente las exportaciones que regiones como la nuestra necesitan para sostener su rentabilidad.
Según la Síntesis Económica del Banco Central de Reserva (BCR), durante el primer bimestre del año, los envíos liberteños acumularon un valor de US$ 354, 2 millones, 38, 9 % menos que el mismo periodo del 2012.
La pregunta es, ¿qué está pasando? Uno de los factores es la disminución del valor exportado de productos pesqueros, como la harina de pescado, además de la desaceleración de productos mineros como el oro y la plata, cuyas cotizaciones internacionales han caído por encima del 50 %.
En términos globales la economía liberteña creció apenas un 0, 3 % en el primer bimestre, cifra que nos aleja del expectante 6 % proyectado a inicios de este año para nuestra región.
Estas turbulencias económicas en los mercados externos afectan directamente a nuestra economía, restándole rentabilidad. Los productos agropecuarios han disminuido sus envíos en una tendencia que merece la atención de las autoridades.
Hoy se conoce, además, que en términos globales la economía liberteña creció apenas un 0, 3 % en el primer bimestre, cifra que nos aleja del expectante 6 %
proyectado a inicios de este año para nuestra región.
Este resultado ha sido calificado como sorprendente, pues el impacto contra el sector pesquero, minero y agropecuario solo nos permitiría crecer hasta un 4 %, muy por debajo del promedio nacional.
Ante esta situación, es necesario explotar nuestra diversificación productiva e incentivar la inversión. Reactivar el comercio y el turismo es la tarea en agenda
tanto para el gobierno regional como nacional. Ambos deben abrir un horizonte de oportunidades para que se fomente el empleo y agilicen los procedimientos
que, en países como el nuestro, terminan alejando al inversionista.






