Pep quería tener el control absoluto de la conducta de sus dirigidos y en el comienzo de la relación entre Piqué y Shakira, ordenó a un detective seguirlos.

Cuentan que Guardiola, un obsesivo de la conducta de sus futbolistas, llegó incluso a llamar por teléfono a los domicilios de sus jugadores para comprobar que se encontraban concentrados y no de copas.
Espiando a Piqué, supieron que uno de sus locales favoritos se encontraba cerca las instalaciones del Barça y que algunas noches llegaba a casa de sus padres pasadas las 2 de la madrugada.
El inició de su romance con Shakira le trajo algunos dolores de cabeza al entrenador, quien incluso llegó a sacarlo en algunos partidos por desordenar su vida privada, pese a los buenos rendimientos dentro del campo.
El representante de Gerard Piqué llegó a denunciar ante el club que el jugador estaba siendo seguido por desconocidos e incluso el propio futbolista se lo habría confiado a Guardiola. Pero en complicidad, directivos y cuerpo técnico le aseguraban que eran mandados por la prensa del corazón.
Antes de Piqué, cuentan que Ronaldinho y Deco fueron los más apuntados por Pep, quien temía que Lionel Messi se sume a las andanzas nocturnas del brasileño.