Vistiendo un hábito franciscano y cargando un bastón, Massimo Coppo, de 64 años, llamó la atención del público en la Plaza de San Pedro.

Arrodillado, con los pies hinchados y bajo una fuerte lluvia, el peregrino partió de Asís, a 180 kilómetros de Roma, hacia el Vaticano, sólo para ver el anuncio del nuevo papa. Pese al aspecto harapiento, Coppo ya concedió entrevistas a periodistas de todo el mundo. Uno de ellos llegó a arrodillarse a su lado para obtener el mejor ángulo para la televisión.
Coppo predica el regreso de los fundamentos de la Iglesia y pide por un pontífice “pobre y cercano a los pobres, que hable de eternidad e infierno, del regreso de Cristo”, dice. Desilusionado con la politización de la curia romana, el peregrino afirma que el cónclave que empieza hoy “no es una elección de un jefe de Estado, sino una elección que elegirá a un jefe espiritual” de los católicos de todo el mundo.
"Demasiados problemas"
Al igual que Massimo y pese a las fuertes lluvias en Roma, otros peregrinos empezaron a llegar a la Plaza de San Pedro para esperar por el resultado del cónclave que elegirá al sucesor de Benedicto XVI.