Hace poco más de un año, el coronel PNP Fernando Vergara García, se dio el lujo de criticar a los efectivos de la Unidad de Servicios Especiales (USE).
Hace poco más de un año, el 8 de febrero del 2012, el jefe de Administración de la Tercera Región Policial, coronel PNP Fernando Vergara García, se dio el lujo de criticar a los efectivos de la Unidad de Servicios Especiales (USE): “Hay policías que quieren ser cambiados a las Divincri para aprender muchos temas en investigación, pero, por el contrario, hay quienes buscan ser enviados a la USE porque el trabajo es fácil”.
Terminemos de leer las declaraciones que formuló a LA INDUSTRIA: “Salen (a las calles), se ponen sus cascos, cogen sus escudos y, si hay problemas, meten vara a la gente. Ahí termina su labor. No es igual que llevar expedientes a casa para estudiarlos o recibir una llamada del Ministerio Público, a la medianoche, solicitando los resultados de la carpeta fiscal”. De esta forma, Vergara García minimizó la labor realizada por los efectivos de la USE, afirmando que éstos sólo están capacitados para reprimir actos de violencia, mas no para ejecutar ni elaborar planes de inteligencia en beneficio de la comunidad. Pero he ahí que este mismo oficial recurrió a los vilipendiados policías de la USE para salir bien librado del escándalo que hace dos días protagonizó en plena vía pública cuando su esposa e hija lo sorprendieron en compañía de su presunta amante, en el interior de un vehículo de la institución.
Tuvo razón (en parte) Vergara, cuando refirió que los USEs actuaban con violencia: uno de ellos le propinó un escudazo a su hija, haciéndola trastabillar por el empujón cuando la muchacha gritaba exaltada. Ni siquiera eso hizo que el oficial bajara del auto para preocuparse por el estado de su hija, ni para reconvenir al subalterno que la agredió. Fue una increíble actitud del oficial, que antes que eso es padre de familia.
Además, hace un año Vergara ni siquiera fue sancionado por deliberar y criticar a la Dirección de Recursos Humanos de la Policía Nacional de Lima, que según él promueve cambios de colocación, “asignando gente joven e inexperta” a sectores como la División de Carreteras “adonde se envía a muchos suboficiales sin experiencia de campo suficiente”.
No nos sorprenda entonces que, tres meses más tarde, el coronel PNP Alejandro Mazuelos Ramos, jefe policial de Inspectoría Regional, advirtiera que un promedio de 20 agentes son sancionados administrativamente cada mes. Y que las denuncias sean por intentos de coima, violencia familiar, abuso de autoridad y maltrato en comisarías, entre otras.
Por ello, creemos que le llegó la hora a este oficial, que debe ser retirado definitivamente de la institución para que no propicie el relajo ni el desorden entre sus subordinados.
Los efectivos de la USE que acudieron en su auxilio eran 10 y la esposa e hija de Vergara, dos. ¿Es esta la forma poco caballerosa como se va a manejar un oficial de la PNP? Queda que se vaya, sí, pero no por ello se curará un organismo, el policial, que necesita de una intervención drástica para extirpar la podredumbre que lo corroe por dentro.





